Al otro extremo de sus ilusiones, el
entregado público aplaudía entusiasmado desde el patio de butacas.
Primero fueron las palomas que hizo desaparecer de la jaula (se
suponía que tenían que transformarse en gallinas), después, un
golpe de su varita provocó que una llamarada surgiera del sombrero
de copa que a punto estuvo de abrasarle las pestañas (creía que
sólo saldría una nube de confeti).
Ahora, con su asistente partida en dos,
todos esperan el desenlace.
Él, fuerza una sonrisa y trata de
ocultar el serrucho ensangrentado entre los pliegues de su capa
mientras se dirige al lateral del escenario.
4 comentarios:
¿Mutis por el foro?
Jajaja, creo que debe cambiar de profesión, como mago deja mucho que desear.
Besitos
A ver quién supera un espectáculo así, ¿verdad? Retirada asegurada.
Su desaparición será el gran truco final...
Besos desde el aire
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